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El cerebro le resulta caro al cuerpo

El cerebro siempre está trabajando

Nuestro cerebro utiliza la misma cantidad de energía cuando estamos percibiendo el mundo que nos rodea o actuando sobre el, que cuando estamos en reposo, pensando en las musarañas o simplemente en nada.

El gasto energético del cerebro equivale al veinte o veinticinco por ciento de la energía que gasta todo nuestro cuerpo, aunque el cerebro solo representa solo el dos por cien de la masa corporal, aun con estos datos, nuestro cerebro gasta diez veces más energía de la que le tocaría si todos los órganos del cuerpo fueran igual de importantes o la energía se distribuyera por peso o masa corporal.

El cerebro es un órgano caro para nuestro cuerpo, seguramente porque es muy importante, de hecho, nuestro organismo está dispuesto a prescindir de todos sus órganos, incluso del pulmones y corazón, en situación de apuro o compromiso, antes de dejar de aportarle energía al cerebro. Por ello en ocasiones es muy posible que el cuerpo muera y el cerebro continúe su actividad, es lo que se conoce como “Coma permanente”.

El cerebro está compuesto de un enorme número de neuronas y conexiones

Sin duda es costoso de mantener es enorme entresijo de conexiones y el inimaginable número de células. Y, por ello el cerebro se pasa la vida cortando conexiones y sacrificando células que no son requeridas. Gracias a esta muerte de neuronas y poda programada de conexiones, el cerebro es capaz de optimizar su funcionamiento, especializar y seleccionar las conexiones que van a ser más útiles en el futuro y que va a definir nuestros talentos y capacidades.

Así pues, el cerebro es caro, porque tiene tal cantidad de células y conexiones entre ellas, tanta a lo largo de la vida – sobre todo en la infancia – perdemos muchas de ellas para ahorrar energía y optimizar nuestras capacidades. Pero no solo eso, el cerebro también es caro por que trabaja de una forma muy curiosa: gasta una enorme cantidad de energía en inhibir contracciones musculares y en suprimir sensaciones.

El cerebro funciona de manera notable y sorprendente.

Es bueno para mantener un cerebro sano, y el ser humano no se esfuerza mucho en ello, en realizar una actividad física que nos permita ejercitar el proceso de inhibición de estas contracciones de manera más eficaz. Quién no ha realizado levantamiento de algún peso con los brazos, nuestro cerebro inhibe la señal de acción de muchos músculos para que solo se accione el que realmente quiere, aun así, es imposible inhibir todas las acciones, no ha podido ocurrir que cuanto estamos levantando un peso que nos resulta difícil de mover, gesticulamos con la cara, como si ello nos llevara a tener mas fuerza y poder levante el peso de manera más fácil, los músculos de la cara no nos ayudan en absoluto a levantar el peso, en esta ocasión el cerebro no ha sido capaz de inhibir esta señal de acción de los músculos de la cara y de ahí su movimiento y los gestos manifestados.

Resulta que cuando contraemos un músculo, nuestro cerebro dedica una enorme cantidad de energía a prevenir que movamos los demás. Para mover un dedo nuestro cerebro debe inhibir los músculos del resto de dedos.

Nuestro cerebro ve mucho más que nosotros vemos. Y nuestra piel siente mucho más de lo que percibimos, nuestros oídos procesan más sonidos de los que oímos, y así con todos los receptores que disponemos. El cerebro dedica una enorme cantidad de energía a inhibir información que recibe del mundo exterior a través de los sentidos.

Mientras lees este artículo, quizás no seas consciente de lugar donde terminan tus calcetines o si tienes un pliegue en el cinturón del pantalón. La razón de que no te des cuenta en por que tu cerebro está inhibiendo estas señales, en un aparente despilfarro de energía, usando energía para ahorrar energía para inhibir estas señales. Nuestro cerebro literalmente sabe mas, mucho mas, que nosotros sabemos.

Por ello podemos afirmar que el 80% de la energía que consume el cerebro está destinada a suprimir señales que recibe. Entonces nos surge la pregunta de ¿Por qué montar todo este sistema para inhibir estas señales? El cerebro trabaja para mantener la vida, y mantiene en alerta todo el sistema, incidiendo más sobre unas señales u otras con el único fin de mantenernos a salvo, pero en alerta, es por ello por lo que consume tantísima energía. Permite una enorme flexibilidad al sistema, permitiéndose dar respuestas de diferente valor a distintas sensaciones. Eso supone tener una predisposición enormemente rica en posibilidades de realiza conexiones que puede aumentar o disminuir de manera selectiva.

El cerebro no descansa nunca, está siempre trabajando

Nuestro cerebro pasa más tiempo dedicado a nos dejarnos percibir y nos dejarnos actuar sobre el mundo exterior. Es lo que se conoce como “reposo cerebral” y no es dormir, nos referimos a estar despierto, pero con la mente en blanco o pensando en las musarañas, sin prestar atención, sin pensar nada.

Sabemos que nuestro cerebro gasta tanta energía cuando está activo y nos permite relacionarnos con el mundo exterior como cuando está en reposo. El cerebro nunca para, ese gasto energético durante el reposo cerebral no se da sin orden ni concierto. El cerebro tiene un patrón de actividad concreto cuando está en reposo y creemos está pensando en las musarañas. Es un patrón preciso y distinto al patrón de actividad de cuando estamos percibiendo o actuando sobre el mundo exterior.

De nuevo, la inhibición, la capacidad del cerebro de suprimir actividad, es crucial y nos permite dedicar recursos a las funciones necesarias para enfrentarnos el mundo que nos rodea o bien enfocar todas nuestras capacidades para monitorizar y actuar sobre nuestro mundo interior, sobre nuestro cuerpo.

Lo llamativo, es que este ordenadísimo patrón de actividad en equilibrio resulta ser tremendamente carísimo, dado el peso del cerebro en relación con la masa corporal del organismo, ¿Por qué ese lujo?, todo parece indicarnos que esta actividad no es aleatoria y no es negativa ni lesiva para el organismo, sino que tiene que aportar algún beneficio, ¿Cuál es?

La energía oscura del cerebro

Lo fundamental de este artículo es que la energía gastada por el cerebro es mantener una actividad, cuando uno no está relacionándose con el mundo exterior, el cerebro juega un papel esencial en la monitorización, en la sanación de la actividad de los órganos internos del individuo. Esta actividad cerebral en reposo es la llamada energía oscura del cerebro, la que actúa aparentemente en la oscuridad, sin actividad en el mundo externo. Esta actividad está ahí, tanto si estamos despiertos como si estamos anestesiados, en ciertas etapas de la vida, se hace menos estable y estructurada, con los años progresivamente vamos siendo menos fuertes en su acoplamiento y se va desorganizando. Esta desorganización se pone antes de manifiesto en personas que mantienen mayor riesgo de enfermedades que en personas que parecen tener más salud. Cuando falla esta actividad cerebral, falla el control que el cerebro ejerce sobre el organismo. Cuando esto pasa, debemos de utilizar estrategias para potenciar la actividad oscura del cerebro con el fin de maximizar las condiciones óptimas para sobrellevar los ataques, desafíos y retos del cuerpo. Debemos convertir a nuestro cerebro en el principal medio sanador de nuestro cuerpo.

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